¡Dadme agua y matadme!
La lluvia amarilla Julio Llamazares
El paisaje es memoria porque en sus huellas siempre podemos contemplar el pasado. Cada vez que lo vemos nos recuerda otros momentos o nos incendia la imaginación, aunque debemos tener presente que una mirada jamás se repite.
El río Luna siempre fue corto. Tradicionalmente, las aguas montañesas del río daban vida al valle que lleva su nombre hasta que se juntaba con su vecino, el río Omaña, para perder su identidad. A partir de esta confluencia, ambos ríos cambian de nombre para continuar por tierras más llanas como río Órbigo.

Por el contrario, el título nobiliario que nació en la Edad Media en este valle es muy largo. Llega nuestros días. Desde 2007 la XXIV condesa de Luna es Mencía Roca de Togores y Lora, una de las novias que alguna prensa relacionó con el actual rey de España, entonces Príncipe de Asturias.
También el poder de los condes de Luna fue muy largo. Este condado medieval fue extendiéndose por territorios vecinos (Omaña, Babia, Laciana), atravesó la cordillera y se hizo dueño de las torres portuarias de Avilés y Llanes, y las interiores de Oviedo y Tineo. En el siglo XV el conde Luna llega a ser el merino mayor de León y Asturias con los Trastámara. Los impuestos que cargaban a sus súbditos con una crueldad propia del feudalismo fueron abolidos por la II República.
A cambio, fue esta República la que elaboró el plan hidrológico que pretendía inundar todas las tierras del condado con una presa, aunque hubo que esperar a que pasara la Guerra para llevar a cabo el plan. En 1951 los 16 pueblos que se ubicaban en el valle fueron anegados para regar el Páramo leonés de remolacha, maíz y legumbres. Son los pueblos que tuvieron que morir para que otros puedan seguir con vida
En ese momento, el río acortó aún más su recorrido.
El cemento de la presa, inaugurada por Franco, tapó para siempre el castillo de los condes, donde se dice que el rey Alfonso II encerró a Bernardo del Carpio, el hijo ilegítimo de su hermana Jimena con el conde de Saldaña. Pero el cemento no llegó de la misma forma a otras obras del pantano porque en 1973 cayó un puente y otro sigue sin poder usarse, un monumento a la corrupción y a la chapuza.
Con capacidad para acumular más de 300 millones de metros cúbicos de agua, la sequía actual redujo su caudal al 5%, dejando al descubierto las ruinas de un valle que llevó su expansión más allá de sus montañas, lo mismo que la autopista AP-66 que lo sobrevuela con uno de los puentes atirantados más largos de España.
Las fértiles vegas que regaba el río estaban atravesadas por la vía romana que salvaba la cordillera Cantábrica para unir León con la costa asturiana a través del Camín Real de la Mesa.
El tiempo todavía mantiene diferentes puentes que pueden usados cuando las aguas desaparecen
El espectáculo es de una bíblica y trágica hermosura. El hombre pegado a su tierra, agarrado a sus predios, a sus ruinas, a sus cementerios, gimiendo sobre su tierra anegada...
La ruta de los Foramontanos Víctor se la Serna
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