La importancia de llamarse Ancares

Con frecuencia, los topónimos en plural indican una diversidad (Los Oscos, Ibias, Cervantes, Asturias). Incluso, a veces son territorios difíciles de definir. Es el caso de Los Ancares.

Cada mapa que sale a la luz interpreta a su modo esta zona montañosa y despoblada, repartida en dos comunidades autónomas. Así, en 1973 la Reserva Nacional de Caza de Los Ancares Leoneses incluye zonas bercianas como Villafranca del Bierzo, el valle de Fornela (Peranzanes) y de Asturias (Ibias). En el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de la Sierra de Los Ancares (1991) se llega hasta el Alto Sil (Palacios del Sil) y el valle de Laciana (Villablino).

Entonces, ¿qué es lo que define a este territorio llamado Los Ancares? No es un valle, son varios y cada uno sigue una dirección diferente. Tampoco es un río. Aunque corre el río Ancares por uno de sus valles, no es el más caudaloso ni el más largo porque deja sus aguas muy pronto en el Cúa. Más importancia tiene el río Burbia, que discurre por otro valle y el Balouta, más largo, afluente del Navia, que desemboca en la costa cantábrica. Hay una sierra y un puerto de montaña con este nombre, pero estos accidentes geográficos separan más que unen en este laberinto en el que es difícil encontrar un ser humano.

Tampoco hay unanimidad en el nombre, que va desde Ancares o Los Ancares a Os Ancares, que probablemente proceda de la base prerromana *KAR con el significado de piedra o terreno con roca, como Cares, Carrión.

Históricamente, la mayor parte del territorio era de realengo, pero otra parte (la más alta, la regada por el río Balouta, del latín VALLEM ALTAM «valle alto») pertenecía al cercano monasterio de Vega de Espinareda.

Si es difícil determinar su extensión, más complicado es establecer su capitalidad. En la zona aledaña de Lugo hay un proceso de sustitución en el que está desapareciendo del uso la denominación de Cervantes por Os Ancares, cuya capital es Navia de Suarna. En la parte leonesa, los habitantes de Balouta quedan muy lejos de Candín, su capital administrativa, al otro lado de un puerto de 1.670 metros de altitud y muchos kilómetros de carretera serpenteante sin ningún tipo de servicio (gasolinera, autobús, taxi).

 

Así es esta tierra dura, limítrofe, difícil de determinar sus aristas con precisión. Los escasos recursos económicos obligaron a sus habitantes a abandonar las pallozas, que ocuparon desde antes de la llegada de los romanos, para emprender el camino de la emigración, aunque algunas poblaciones, como el fronterizo Donís, se proclamaron en 1873 en República Independiente, cansados de un Estado que siempre los ignoró.

Desde 2006 es Reserva de la Biosfera, un espacio natural en el que el humano es un ser en peligro de extinción.

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