Perfectamente identificable desde el centro de Asturias, esta cumbre de 623 metros de altura al lado del mar no encuentra consenso para su bautismo.
Nombrada por la mayoría como Gorfolí, los más ortodoxos la anatemizan con el despectivo Falso Gorfolí y los entendidos en Geografía la denominan Bufarán porque es la cumbre de la sierra con el mismo nombre que se alarga hacia occidente. Algunos lugareños de la cara norte le ponen el nombre del pueblo que se cobija a sus faldas, para estos es el pico Friera, como la cascada que despeña las aguas que nacen en sus entrañas entre la cumbre y el pueblo. Otra opinión tienen los paisanos de Llanera, más al sur. Lo llaman pico Pedregalón, el de las antenas, porque el auténtico Gorfolí es más bajo (586 m) y pertenece totalmente a Llanera, aunque otras voces a este lo denominan Campanal.
No termina aquí la confusión, la cumbre marca el límite entre los concejos de Illas y Llanera, aunque hay quien lo asocia con Avilés, que se extiende aplanada a sus pies.
La cumbre, que forma parte de la sierra de Taborneda, como el pueblo más importante que se asienta en su ladera norte, está coronada con una alargada diadema de antenas con casi una docena de puntas que favorecen la comunicación de medio mundo con la otra mitad. Este bosque metálico de radiaciones con chillido agudo no impide contemplar otro bosque de cemento y humo que la industrialización siderúrgica plantó al fondo de la ría de Avilés. Si torcemos la vista hacia occidente, hacia la sierra de Bufarán, veremos otro bosque con unos árboles tan descomunales que a veces se pierden entre las nubes, es el parque eólico en el que las aspas parecen cortar el cielo con su bufido encolerizado por el viento. Es difícil encontrar en plena naturaleza (monte, ría y mar) estos modernos signos de cultura y barbarie.
Deja una respuesta