Cuando la Alsacia es el centro de Europa

Escoltado por la cordillera francesa de Los Vosgos y la alemana de la Selva Negra, el río Rin ya decidió con firmeza seguir su camino hacia el norte por la planicie de Alsacia. Son estas unas tierras fronterizas, disputadas desde antiguo, aunque el centralismo francés en la posguerra quiere borrar algunas de sus peculiaridades regionales, como la lengua alsaciana, emparentada con la germánica de Renania.

Por este pasillo que conforma la alargada vega de la Alsacia transitaron a lo largo de la historia muchos pueblos, como bien ejemplifica la etimología de su capital (Estrasburgo significa literalmente “la ciudad de la carretera”), bien por tierra o por el Rin, el río más transitado del mundo.

La cuenca de Rin (desde Basilea hasta Rotterdam, en el mar del Norte) está considerada como una zona con aguas internacionales y es lo que permite a Suiza (un país en el centro continental de Europa) tener una salida natural al mar.

La capital se asienta en un humedal donde discurre el Rin con sus brazos y afluentes, un excelente ecosistema para la cigüeña, su símbolo identitario, que representa la fecundidad (a pesar de la fama que la vincula con París) y la fidelidad al volver al mismo sitio después de la migración estacional.

La diplomacia francesa logró que este pasillo de culturas sea hoy el centro donde se reúnen una semana al mes los 705 diputados en el Parlamento Europeo. Una torre de Babel en la que los intérpretes ponen orden con las 24 lenguas oficiales con 552 combinaciones lingüísticas. Es un esfuerzo titánico que trata de superar dos de las maldiciones bíblicas más terribles, una es la que castiga con la confusión a los pueblos que construyen la torre de la diversidad lingüística, la otra es el cainismo por el que un humano siente un placer indescriptible al erguir su victoria sobre el cadáver de su igual.

Actualmente, el Parlamento Europeo concilia a través de la palabra los diferentes intereses de pueblos que estuvieron toda la vida matándose por una bandera o por un palmo de tierra. Un Parlamento que dicta las normas que siguen los 450 millones de personas con la renta per cápita más alta del mundo.

Patio central del Parlamento

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